Más de 10 millones de personas en el Cuerno de África se están viendo afectadas por la peor sequía en 60 años. Según un informe publicado ayer por Naciones Unidas, la escasez de lluvias en África oriental está causando una grave crisis alimentaria y el aumento de los índices de malnutrición en grandes áreas de Somalia, Etiopía, Yibuti y Kenia. La falta de lluvia, junto con los conflictos armados, está provocando, sobre todo en Somalia, un éxodo sin precedentes de personas que buscan comida, agua y seguridad en otros países.
La guerra y la sequía han incrementado hasta niveles jamás vistos hasta ahora el número de refugiados somalíes que cruzan a Kenia: 1.300 a diario. En las últimas dos semanas Kenia ha recibido a 20.000 somalíes, según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que hasta ahora contabilizaba la entrada de 10.000 refugiados somalíes al mes. Un nuevo campo para albergar a desplazados se está instalando en Kobe (Etiopía), cerca del ya existente en Melkadida, en el sureste del país.
La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU advierte que la situación es cada día más grave. Casi un tercio de los menores de Juba, región situada al sur de Somalia, están malnutridos, mientras que en algunas zonas de Etiopía esta cifra es incluso mayor, según el informe publicado por Naciones Unidas. El precio del grano en Kenia se ha incrementado entre un 30% y un 80%, colocando en una situación límite a muchas familias que ya padecían pobreza.
Según Maria Jesús Vega, portavoz en España de ACNUR, un ejemplo de esta situación límite en Kenia se encuentra en el campamento de Dadaad, al noreste de Nairobi, con espacio para 90.000 personas y que en estos momentos triplica su capacidad.
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