Esta temporada de huracanes ha sido perfecta. Dos meses después, los trópicos no han generado tormentas tropicales, cero huracanes y una depresión que daba lástima y que se deshizo en el Atlántico norte. Sería maravilloso que esto sucediera en los meses venideros.
Pero no será así, según los expertos.
``Sí, parece lenta en comparación con los últimos dos o tres años, pero esto no es nada fuera de lo común'', dijo Dennis Feltgen, portavoz del Centro Nacional de Huracanes en el oeste del condado Miami-Dade.
Muchas temporadas de huracanes han comenzado con lentitud y se han acelerado para estas fechas. En el 2004, por ejemplo, la primera tormenta con nombre ocurrió el último día de julio.
``Ese fue el año que tuvimos a Charlie, Frances, Ivan y Jeanne'', dijo Feltgen. ``Terminamos con 15 huracanes''.
Recuerde 1992, cuando la primera tormenta tropical se formó el 17 de agosto. En una semana se convirtió en el huracán Andrew y pasó como una aplanadora por el sur de Miami-Dade, el último ciclón de categoría 5 en azotar Estados Unidos.
Como el horizonte estará tranquilo durante los próximos días, este año no tendremos la situación normal de una o dos tormentas con nombre entre junio y julio.
Nada se ha acercado siquiera a conseguir fuerza de tormenta tropical, dijo Richard Pasch, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes.
Pero históricamente los trópicos se calientan en agosto y alcanzan su punto culminante en septiembre, antes de enfriarse despacio para el finales de la temporada, el 1 de diciembre.
La Dirección Nacional de la Atmósfera y los Océanos (NOAA) publicó en mayo su pronóstico anual a largo plazo, que contempla una temporada casi normal, entre 9 y 14 tormentas con nombre y entre cuatro y siete huracanes.
La entidad publicará un pronóstico actualizado el 6 de agosto, que incluye una influencia significativa: El Niño.
La semana pasada, los científicos anunciaron el comienzo oficial de ese fenómeno, caracterizado por el calentamiento de las aguas en la zona tropical del Pacífico, y señalaron que podría fortalecerse durante los próximos meses.
Gerry Bell, meteorólogo de la NOAA, declinó decir si El Niño podría cambiar el nuevo pronóstico. Pero este patrón tiende a mitigar la actividad en los trópicos, tanto en número de tormentas como en su intensidad.
El Niño, por ejemplo, tiende a aumentar los vientos fuertes a gran altura, dijo Bell, ``lo que deshace los sistemas tropicales en formación''.
Pero advirtió que otras condiciones que han generado temporadas ciclónicas fuertes durante la última década no han cambiado, como la alta temperatura en el Atlántico y el Caribe y los patrones favorables del viento cerca de las costas de África, donde con frecuencia las tormentas de mediados de la temporada tienen su origen como ondas tropicales.
``El Niño no es el único factor'', dijo.
Además, incluso si el 2009 resulta ser un muy necesitado descanso, la historia muestra también que el sur de la Florida es todavía el blanco preferido de los huracanes.
``Los huracanes azotan en los años del Niño'', señaló Bell.
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